Montaña que respira fuego impulsada por la misteriosa producción de metano en las profundidades de la tierra

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Nueve de cada 10 científicos están de acuerdo, las montañas no deben respirar fuego. A pesar de esto, una montaña en el sur de Turquía ha estado arrojando llamas de manera constante durante al menos 2.000 años.

No hay dragones ni magia a quienes culpar por el fuego que emana de la llamada filtración de Quimera (también conocida como las Llamas de Quimera), pero, según un artículo publicado en The New York Times, puede haber un fenómeno geológico desconcertante que alimenta las llamas.

Según un estudio publicado en la edición de marzo de 2019 de la revista Applied Geochemistry, las llamas de la quimera son alimentadas por una filtración subterránea de metano (CH4), pero no por el tipo de variedad de jardín que se produce cuando la materia orgánica se descompone bajo tierra, se mezcla con hidrógeno y hace que los lagos árticos se tomen un pedo.

Más bien, el gas que alimenta la llama eterna de Turquía se conoce como metano abiótico, lo que significa que se produce espontáneamente a través de reacciones químicas entre rocas y agua en las profundidades del subsuelo, sin necesidad de materia vegetal o animal en descomposición.

En la última década, los científicos que trabajan en el Observatorio de Carbono Profundo, un grupo internacional que estudia la biosfera profunda de la Tierra y los muchos millones de especies microbianas no descubiertas que viven allí, han identificado cientos de depósitos abióticos de metano en tierra y mar en todo el mundo.

"No es un fenómeno raro", dijo Giuseppe Etiope, miembro del grupo y autora principal del reciente estudio, a la periodista del Times JoAnna Klein.

Sin embargo, es algo misterioso. En el nuevo estudio, Etiope enumera las diversas hipótesis que se han ofrecido para explicar cómo el metano podría emerger de la Tierra profunda sin ningún carbono orgánico involucrado. Las explicaciones apuntan a todo, desde el enfriamiento del magma hasta los minerales humeantes de la Tierra profunda y los meteoritos primordiales que entregaron metano a la Tierra durante la formación del planeta. Pero la teoría más ampliamente citada implica un proceso llamado serpentinización.

Este proceso ocurre cuando el agua se filtra a través de ciertos tipos de minerales en el manto de la Tierra, causando una reacción metamórfica que resulta en la liberación de hidrógeno gaseoso (H2). Este hidrógeno molecular puede reaccionar posteriormente con gas de carbono (CO o CO2) en la Tierra profunda, lo que resulta en la creación de metano. En el caso de las llamas de la quimera, Klein escribió que la piedra caliza rica en dióxido de carbono reacciona con rocas serpentinizadas pesadas en hidrógeno que se bañan en agua de lluvia. Por lo tanto, dos milenios de pedos de fuego en las montañas.

Dejando de lado las montañas en llamas, aprender a identificar mejor las diferencias entre el metano abiótico y el metano producido a partir de material orgánico podría ayudar a los científicos en la búsqueda de vida en otros mundos, escribió Klein. Por ejemplo, el metano que se encuentra en la atmósfera de Marte podría ser un signo de vida microbiana, o podría ser el resultado de la serpentinización debajo de la superficie del planeta rojo. En este momento, no hay forma de distinguir la diferencia desde lejos. La confirmación de la vida en Marte podría depender de que sepamos más sobre el gas en la Tierra.

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